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Wednesday, July 04, 2007

Martes 13: No te cases ni te embarques...


Ezeiza: Desde ahí arranca la aventura, antes de llegar a la zona de embarque, recorrí como tres o cuatro veces cada ventanilla de ida y vuelta porque siempre me faltaba un sello, un papel o algo.


La verdad pensé que te subías al avión y listo. Cuando ya tengo todo voy a hacer el check in, la mujer que me atiende me dice amablemente: “No podes ir con un bolso de manos, una mochila de 70 litros y una valijota enorme”. Miré de reojo a mis abuelos para ver con que cosas se volvían ellos, me dice “pasá las cosas de una de las mochilas a la valija, y pone el bolso de mano en la mochila”. Por suerte mido la mochila y entra. Abro la valija en medio de Ezeiza y acomodo todo de nuevo (defino acomodo: meter todo a presión hasta que la maleta no pueda cerrar) me la pesan me avisan que es mucho, pero que estoy al limite del peso y parto a la zona de embarque. Partía un martes 13, me olvide el detalle.


Me subo al avión y viajo en el último lugar a Buenos Aires del fondo, en la cola del avión, vuelo que sale con una hora de retraso. Cuando el avión empieza a tomar fuerza para volar no se me ocurre la mejor idea que pensar en los miles de accidentes aéreos y películas como “¿Y dónde esta el piloto?”, en todas sus versiones...


En el aire no pude ver mucho porque estaba bien al fondo y al medio, así que sólo me dedique a ver algún DVD hasta llegar a San Pablo. Pongo la película de acción Armaggedon, la que no termino de ver porque ya comienza el descenso en San Pablo como unas seis horas después, no la pude terminar de ver porque me dormí unas cuantas horas, jua! En San Pablo, tuvimos cuatro horas de retraso, era martes 13 no? Antes de aterrizar y volver a despegar por supuesto me volví a acordar de todas la películas de accidentes aéreos continuo viendo la película Armagedon... Y se cae el sistema de proyección individual de películas, hasta que resetean y todo, me da sueño nuevamente.


Cuando quiero reclinar el asiento no se reclina, llamo a la azafata, que viene desarma el asiento intenta arreglarlo y no puede. Listo pensé, Lucho en primera clase...vino otro y tampoco pudo. “Listo!!!”, ya estaba estirando los pies en primera clase. Me pasan a la silla de la azafata, donde viajo una hora mas o menos y viene una azafata inglesa, se le notaba hasta en la cara, yo deseando que no lo pueda arreglar, y ¿adivinen que? Lo arreglo... la odio,!!


(Continuará...)

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